Introducción
El Día Internacional de los Monumentos
y Sitios se celebra desde 1983. Su origen se remonta al 18 de abril de 1982,
cuando la reunión de la directiva del Consejo Internacional de Monumentos y
Sitios – ICOMOS, coincidió en Hammamet con el Coloquio organizado por el Comité
Nacional de ICOMOS de Túnez. En esta ocasión se decidió instituir el Día
Internacional de los Monumentos y Sitios, con la idea de conmemorarlo cada año
a nivel mundial como una oportunidad para despertar la conciencia del público
sobre la diversidad del patrimonio mundial y los esfuerzos que se requieren
para su protección y conservación, así como para hacer un llamado de atención
hacia su vulnerabilidad. Esta propuesta fue planteada por el Comité Ejecutivo
de ICOMOS a la UNESCO y aprobada por la Conferencia General de este organismo
en su 22ª Sesión, en noviembre de 1983.
Desde entonces, el ICOMOS sugiere un
tema anual para analizar y desarrollar por parte de los comités y sus miembros
esta fecha, favoreciendo la realización de actividades con el fin de propagar y
enriquecer el conocimiento sobre el patrimonio cultural entre los propietarios,
los entes públicos y privados, involucrados en la materia, así como en el
público en general, relacionando de esta manera un tema global con las realidades
nacionales y/o locales. Este año el tema versará sobre el
Patrimonio de la Conmemoración, temática que en Venezuela ha estado ligada
fuertemente a la honra de sus próceres y personajes ilustres.
1.- Lo conmemorativo en la
Venezuela prehispánica
El territorio que ocupa Venezuela, fue
en la época prehispánica el hábitat natural de numerosas etnias dentro de las
cuales destacan las de filiación Caribe y las de filiación Arawac. Estos grupos
tenían entre sus creencias politeístas la adoración a determinados accidentes
geográficos tales como montañas, ríos y lagunas como deidades a las que rendían
diversos cultos a través del año. El Auyan-tepui o Auyantepui, formación del
Macizo Guyanés donde se ubica el Salto Ángel, la caída de agua más alta del mundo
en la lengua de los pemones significa la "montaña del diablo", y el
Monte Roraima, otra formación ubicada en la frontera con Brasil, era referido
por los pemones como "la madre de todas las aguas", en alusión a que
en esta nacen numerosas fuentes hídricas que alimentan el río Orinoco, el río
Esequibo y el río Amazonas.
En el estado Yaracuy destaca el mito
de María Lionza asentado en el cerro María Lionza en el Valle de Sorte,
declarado monumento natural mediante el Decreto No. 234 del 18 de marzo de
1960. Se trata de un macizo montañoso donde nace el río Yaracuy, rodeado de
bosques vírgenes el cual ha sido asiento de uno de los cultos folclóricos y
mágico-religiosos más extendidos en el país. Su origen se remonta a principios
del siglo XX producto de la síntesis de creencias y prácticas rituales de
origen indígena jirajara que resistieron a la evangelización católica y se
fusionaron posteriormente con elementos africanos traídos por los esclavos que
fueron llegando a la región. (Ferrándiz Martín, 1999). Hay diversas
interpretaciones sobre la procedencia de María Lionza. Unos le atribuyen un
origen hispano, otros, procedencia indígena. El mito se fundamenta en la
historia de que una hermosa y blanca doncella indígena para unos, española para
otros, logra sobrevivir al ser sacrificada al Dios de las aguas, convirtiéndose
en Diosa Protectora de la naturaleza que recorre los campos cabalgando sobre
una danta, teniendo como palacio la montaña de Sorte. Otra versión recogida a
través de médiums en comunicación con la Diosa refiere que su nombre original
es María Leoncia del Márquez y que arribó a Venezuela en un buque que naufragó
cerca del actual Puerto Cabello (Edo. Carabobo), natural de Tenerife, Islas
Canarias con 25 años de edad. Los aborígenes la rescataron de la playa,
llamándola "Lionza", que quiere decir "mujer llegada por
aguas" y la trasladan a Sorte, Edo. Yaracuy, la montaña-residencia de los
indígenas, en donde hoy se le venera. (Manara, 1995). En su honor el escultor
Alejandro Colina erigió la célebre estatua Monumento a María Lionza en Caracas,
que actuó como pebetero de los Juegos Bolivarianos en 1951 en la Ciudad
Universitaria de Caracas.
En el estado Nueva Esparta también se
conmemora a María Guevara a través del monumento natural Las Tetas de María
Guevara, consistente en dos formaciones montañosas gemelas ubicadas en la zona
central de la Isla de Margarita, cuyo perfil recuerda los senos de una dama, y
que sirven de punto de referencia para los pescadores locales. Fue decretado
Monumento Natural el 27 febrero de 1974, por el Ejecutivo Nacional. Al igual
que ocurre con el caso de María Lionza, también en este caso se presentan
varias leyendas locales, una de las cuales refiere que estas colinas fueron
llamadas así en honor a una mujer mestiza procedente de Cumaná, que luchó en
las Guerra de Independencia de Venezuela y cuya tumba se encuentra debajo de
las colinas.
2.- Lo conmemorativo en la Venezuela colonial
Durante el periodo colonial los
diversos centros poblados concentraban lo conmemorativo en las fiestas
patronales dedicadas a los santos patronos a quienes se ofrecieron las
fundaciones de los pueblos y ciudades, si estas fructificaban, en busca de
protección hacia los ataques de resistencia de las etnias aborígenes y a las
plagas de insectos como las langostas y los mosquitos que atacaban a los
pobladores. Los nombres de santos como San Sebastián, San Mauricio, Santiago de
Compostela, San José, San Juan Bautista, o de los arcángeles San Gabriel, San
Miguel y San Rafael encabezan el nombre de muchas fundaciones en cuyo honor no
solo se levantaron los centros poblados, sino también ermitas, capillas e
iglesias que en la actualidad enriquecen nuestro patrimonio cultural edificado,
a lo largo de toda la geografía.
Por otro lado, lo conmemorativo
también incluía la figura real representativa de la monarquía, que asociada
directamente con la Iglesia Católica, sirvió de leit motiv para el
emprendimiento de numerosas obras edilicias iniciadas y bautizadas en honor a
los monarcas de las casas reales que las auspiciaron a través de la evolución
de la Casa de Trastámara (Reyes Católicos y Juana I), a la Casa de Austria
(Carlos I, Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II) y de esta a la Casa de
Borbón (Felipe V, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV y Fernando VII). Podemos
mencionar como testimonios de este legado la fortaleza Santiago de Arroyo de
Araya (1642) en el Estado Sucre (IPC, 1998), el castillo San Felipe de Puerto
Cabello (1732-1742) levantado en el reinado de Felipe V, el Puente Carlos III
(1772-1784) en la Parroquia La Pastora de Caracas y el Cuartel de veteranos San
Carlos de Caracas (1787-1792), erigidos y bautizados ambos en honor a Carlos
III de Borbón. Estos honores se manifestaban físicamente en la inclusión de
escudos y blasones en las fachadas de las edificaciones, en conmemoración a la colocación
de la primera piedra o de la conclusión de las obras.
3.- Lo conmemorativo en la Venezuela republicana del siglo XIX
Complementando esta acción se emprende
la reforma de las plazas mayores coloniales en plazas cívico-conmemorativas
dedicadas igualmente a enaltecer la memoria del Padre de la Patria, acción que
se inicia con la Plaza Bolívar de Angostura (1867), cuando el Presidente del
Estado, Juan Bautista Dalla Costa, nombró una junta el 26 de octubre de 1867
con el fin de erigir una estatua en honor al Libertador en el área ocupada por
la Plaza Mayor. El proyecto del nuevo espacio urbano estuvo a cargo del
educador Régulo Machado, quien el día de San Simón, 28 de octubre de 1869,
inauguró la primera estatua pedestre en el centro, acompañada de cinco efigies de
piedra en representación de las Repúblicas liberadas por Simón Bolívar en su
gesta independentista, una en cada esquina y la quinta, alegórica a Venezuela,
localizada en el fondo del eje central de la plaza.
Esta iniciativa sería seguida por la
Plaza Bolívar de Caracas (1872-1874) la cual se ejecuta reformando la plaza
mayor y de mercado siguiendo el modelo de una plaza de armas de estilo francés,
en cuyo centro se erige la estatua ecuestre de Bolívar, obra del escultor
italiano Adamo Tadolini, réplica de la estatua de la Plaza Bolívar de Lima en
Perú realizada por la Fundición Von Müller.
Otras acciones emblemáticas del siglo
XIX sería la construcción de los primeros arcos conmemorativos, inspirados en
los arcos triunfales de la antigüedad clásica levantados por los romanos y más
tarde los erigidos en el espíritu revival de la Ilustración. Siguiendo los
modelos clásicos y neoclásicos Juan Hurtado Manrique con la participación de
Alejandro Chataing y el escultor Emilio Gariboldi proyectan durante el segundo
gobierno de Joaquín Crespo el Arco de la Federación (1895) y el Arco de la
Independencia (1895); el primero al Noreste de la colina de El Calvario, el
segundo, que no pasaría de sus fundaciones se levantaría al Sureste del mismo
cerro. Más tarde se levantaría en Caño Amarillo el doble Arco de Santa Inés
(1894-1895) proyectado por el arquitecto catalán Juan Bautista Sales i Ferrer,
en conmemoración a la Batalla de Santa Inés en la cual concluye la Guerra
Federal. Este también quedaría inconcluso, erigiéndose apenas las bases del
arco más cercano a la Villa Santa Inés, de los dos que conformarían la dupla.
Otros espacios públicos conmemorativos
significativos surgidos en el siglo XIX fueron el Parque Carabobo (1878-1880)
en conmemoración de los 60 años de la batalla, en el emplazamiento que
anteriormente ocupaba la Casa de Misericordia y la Plaza/Bulevar Macuro (1893)
en conmemoración del primer centenario de la llegada de Cristóbal Colón a
costas venezolanas en Puerto Macuro. El primero consistió en una plaza de
planta cuadrangular surcada por ocho caminarías, que demarcan sus ejes y
diagonales y convergían en un espacio circular central. Fue ordenado en el
segundo gobierno de Guzmán Blanco para honrar a los próceres y la batalla que
selló la libertad de Venezuela. El segundo consistió en una plataforma
rectangular rodeada por una balaustrada de reminiscencias neoclásicas en cuyo
centro se erigió el grupo escultórico de Cristóbal Colón diseñado por Rafael de
La Cova. Se presentaba elevada sobre el nivel de la calle, entre las esquinas
de López y de Romualda, lugar que en la actualidad corresponde a la
intersección de las avenidas Urdaneta y Fuerzas Armadas. Fue encomendado en el
segundo gobierno de Joaquín Crespo. También el 12 de febrero de 1895 es
solemnemente inaugurado el Monumento a José Félix Ribas en la Plaza Mayor de la
Victoria, hoy Plaza Ribas, obra del escultor venezolano Eloy Palacios.
Figura 3: Plaza-Boulevard Macuro - Monumento a Cristóbal Colón (Actual cruce Avda Fuerzas Armadas con la Avenida Urdaneta), Caracas.
Otro aporte significativo al patrimonio de la conmemoración en esta época lo constituye la construcción de los cementerios urbanos enmarcados en el espíritu higienista de las reformas urbanas decimonónicas, el cual contribuiría a abolir los enterramientos en las iglesias para trasladarlos a lugares específicamente planificados alejados de las ciudades, primeramente segregados de acuerdo a los diversos credos, más tarde aglutinados en el contexto de la libertad de cultos donde coexistirían los difuntos procedentes de diversas religiones, aunque sectorizados de acuerdo a sus símbolos y tradiciones.
En ese amplio espectro que conforman
los cementerios históricos de todos los centros poblados del país merecen
destacarse el Cementerio Judío de Coro (1830), el Cementerio Inglés de Aroa
(1832), conservado dentro del Parque Nacional de las Minas de Aroa, el
Cementerio Alemán e Inglés de Maracaibo (1834) demolido en 1942, el Cementerio
Centurión de Ciudad Bolívar (1846), el Cementerio Alemán de Puerto Cabello
(1850-1860), el Cementerio de los extranjeros en Punta de Mulatos (1853), el
Cementerio Municipal de La Guaira (1872), el Cementerio de los Alemanes del
Valle de Guataparo (1873) y el Cementerio General del Sur de Caracas
(1875-1876) cuyo trazado fuera proyectado por el Ingeniero Jesús Muños Tébar y
su capilla por el Ingeniero Juan Hurtado Manrique. Este surgiría en sustitución
a los cementerios católicos adosados a las iglesias coloniales caraqueñas y a
otros cementerios como el de Los Canónigos (1637-1876), el de los Hijos de Dios
(1855), el Cementerio de los Ingleses (1832) promovido por el Cónsul Británico
Sir Robert Ker Porter y el Cementerio de Los Alemanes (1853) que habían quedado
sumergidos dentro de la retícula urbana en expansión. (Dieter, 2000).
4.- Lo conmemorativo en la Venezuela castro-gomecista
Las primeras cuatro décadas del siglo XX fueron particularmente pródigas en la generación de monumentos y sitios conmemorativos debido a la celebración de los centenarios de varias efemérides patrias: la Declaración de la Independencia (1910), la firma del Acta de la Independencia (1911), la Batalla de Carabobo (1921) y la muerte del Libertador (1930). Como consecuencia se emprende la revalorización y rescate de edificaciones que fueron escenario de la gesta independentista o vinculadas a la vida y obra del Libertador, además del levantamiento de nuevos monumentos conmemorativos; todo ello enmarcado y alimentado por el despertar del Neo hispanismo como movimiento estilístico.
En el Estado Carabobo, sobre el campo donde se dio la batalla, se erige otro Monumento a la Batalla de Carabobo, complejo concebido como un paseo histórico monumental, a manera de memorial que fue aglutinando la incorporación de diversos monumentos, plazas y estatuas entre 1921 y 1936. El conjunto se inició a partir de la construcción del Arco de triunfo de Carabobo inaugurado oficialmente el 24 de junio de 1921 al cumplirse los primeros cien años de la batalla, y proyectado por los arquitectos Alejandro Chataing y Ricardo Razetti. El monumento de ecléctica estampa está formado por 2 columnas de 28 metros de altura, alegóricas a la paz y la victoria, unidas por un arco triunfal en forma de herradura. Entre 1927 y 1930 se incorporaría distante pero alineado sobre el eje del arco, el Altar de la Patria proyectado y ejecutado por el escultor de origen hispano Antonio Rodríguez del Villar, siguiendo una morfología piramidal, dando origen con ello a un paseo que se desarrolla entre ambos hitos. Está encabezado en la parte principal por un monumento al Libertador Simón Bolívar, acompañado de esculturas de otros militares participantes tales como Santiago Mariño, José Antonio Páez, Manuel Cedeño y Ambrosio Plaza.
Por otro lado, en la ciudad de Coro se había elevado otro Arco de la Federación alrededor de 1920, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Juan Crisóstomo Falcón, héroe en la Guerra de la Federación. Este fue demolido en 1953 bajo el gobierno de Marcos Pérez Jiménez y reconstruido en 1997 al conmemorarse el 470º aniversario de la fundación de la ciudad. (Gutiérrez, Rodrigo, 2004). Otro de los monumentos destacados erigidos en este tiempo sería el levantado en homenaje a Andrés Bello emplazado en Caracas en 1930, con motivo del primer centenario de la Reconstitución de la República, después de la disolución de la Gran Colombia. La realización de esta fue decretada el año anterior, y el encargo recayó en el escultor español José Chicharro Gamo. (Ídem.).
Al sur de la ciudad, en el extremo Este de la Avenida Nueva Granada, en el Distribuidor La Bandera se construyó una plaza circular donde se reunieron las estatuas de los próceres granadinos Atanasio Girardot, Camilo Torres y Antonio Ricaurte, que anteriormente se encontraban en el medio y los extremos del eje de la avenida Nueva Granada. (Ídem.). Esta plaza desapareció cuando se reformó el distribuidor La Bandera para localizar el terminal de autobuses.
Hacia lo que comenzaba a perfilarse como el umbral del este caraqueño, otra obra emblemática conmemorativa fue la creación de la Plaza Venezuela en el nodo donde convergen las avenidas Lincoln, La Salle y Lima, cuyo origen se remonta a 1940 cuando se crea la Urbanización Los Caobos. La plaza serviría de nodo de articulación de la avenida La Salle, principal eje de la urbanización con la avenida Monumental del Este, mediante la creación de una rotonda ornamentada mediante una fuente en cuyo centro destacaba una escultura figurativa con la imagen de unos venados, la cual duraría hasta 1945 cuando en el gobierno de Medina Angarita se remueve para ampliar la rotonda e insertar una gran fuente circular con un chorro de agua vertical central. En 1948 se decidió reformar nuevamente la plaza instalando una fuente luminosa de planta circular, en cuyo borde se dispusieron estatuas alegóricas conmemorativas a los ´´titanes de Venezuela´´: El Ávila, el Ande, la Orinoquia, la Llanura y el Caribe, cuya concepción y ejecución estuvo a cargo del escultor Ernesto Maragall, concluyéndose en 1953. La obra fue removida en 1963 y trasladada al Parque Los Caobos, dando origen a un singular proceso de sucesivas reformas de la plaza que llega hasta nuestros días.
Otros monumentos relevantes de la época serían los de temática indigenista, dispuestos en diferentes localidades cuya toponimia deriva de caciques de las etnias aborígenes. Así tenemos el conjunto de la Plaza Tiuna (1951) en la urbanización Los Rosales de Caracas, el Monumento al Indio Manaure en la ciudad de Coro, Estado Falcón (1951 ca.) y el Monumento al Indio Yaracuy (1951 ca.) en San Felipe, Estado Yaracuy. Más tarde en Caracas se levantaría el Monumento al Indio Caricuao en la localidad homónima (1967), todas obras del escultor Alejandro Colina. En Maracaibo destacaría por su monumentalidad el Monumento al Cacique Mara (1949-1950), realizado por Antonio Rodríguez del Villar, el mismo escultor del Altar de la Patria en el Campo de Carabobo. (Rodríguez, 2009).
Fuentes consultadas
4.- Lo conmemorativo en la Venezuela castro-gomecista
Las primeras cuatro décadas del siglo XX fueron particularmente pródigas en la generación de monumentos y sitios conmemorativos debido a la celebración de los centenarios de varias efemérides patrias: la Declaración de la Independencia (1910), la firma del Acta de la Independencia (1911), la Batalla de Carabobo (1921) y la muerte del Libertador (1930). Como consecuencia se emprende la revalorización y rescate de edificaciones que fueron escenario de la gesta independentista o vinculadas a la vida y obra del Libertador, además del levantamiento de nuevos monumentos conmemorativos; todo ello enmarcado y alimentado por el despertar del Neo hispanismo como movimiento estilístico.
En ese contexto se produciría el
decreto de recuperación y reconstrucción parcial de la Casa Natal del Libertador
en Caracas, obra que se iniciaría en 1916, después que la Sociedad Patriótica
ladonara al Estado Venezolano en 1911, extendiéndose hasta 1921, cuando se
inaugura como un museo histórico después de incorporar equipamientos y acabados
que buscaban enaltecer la figura de Bolívar, mediante el proyecto elaborado por
una Junta por decreto presidencial formada por Don Vicente Lecuna como
coordinador y la participación de los arquitectos Alejandro Chataing y Antonio
Malaussena. Se recuperaría igualmente la Casa del Ingenio de la familia Bolívar
en San Mateo, Estado Aragua, como Museo de Armas (1914), en conmemoración al
Centenario de la Batalla de San Mateo en la cual se inmolara Antonio Ricaurte
(1814), en cuya colina previamente se levantó una escultura pedestre de
Ricaurte, elaborada por el escultor Alejandro González en 1911.
También en este tiempo se reformarían
otras edificaciones como el Panteón Nacional de la época guzmancista, acción
que se ejecuta en dos ocasiones: en 1910 para conmemorar el Centenario de la
Independencia con proyecto neogótico de Alejandro Chataing y en 1930 con
proyecto neobarroco de Manuel Mujica Millán, que le conferiría la imagen que se
ha conservado hasta la actualidad.
Adicionalmente se levantarían
monumentos en homenaje a la Batalla de Carabobo tanto en Caracas, como en su
emplazamiento original. En estos se incorporan motivos indigenistas, siguiendo
la pauta en proceso en otros países latinoamericanos, donde el indigenismo
convivirá con el neo hispanismo. En Caracas se erige en la naciente
urbanización el Paraíso, el Monumento a la Batalla de Carabobo (1911), mejor
conocido como Estatua de la India del Paraíso, según diseño del escultor Eloy
Palacios (Monroy, 1987). También en este periodo se decretan sucesivas reformas
del Parque Carabobo guzmancista coincidiendo con fechas emblemáticas. En 1911
se incorporan cuatro bustos de próceres que intervinieron en la batalla, en
1921 se incluye una escultura central para conmemorar el Centenario y en 1934
bajo la dirección del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, se realizan nuevas
reformas e incorpora una nueva fuente central, diseñada por el escultor
Francisco Narváez, la cual se conserva hasta la actualidad.
En el Estado Carabobo, sobre el campo donde se dio la batalla, se erige otro Monumento a la Batalla de Carabobo, complejo concebido como un paseo histórico monumental, a manera de memorial que fue aglutinando la incorporación de diversos monumentos, plazas y estatuas entre 1921 y 1936. El conjunto se inició a partir de la construcción del Arco de triunfo de Carabobo inaugurado oficialmente el 24 de junio de 1921 al cumplirse los primeros cien años de la batalla, y proyectado por los arquitectos Alejandro Chataing y Ricardo Razetti. El monumento de ecléctica estampa está formado por 2 columnas de 28 metros de altura, alegóricas a la paz y la victoria, unidas por un arco triunfal en forma de herradura. Entre 1927 y 1930 se incorporaría distante pero alineado sobre el eje del arco, el Altar de la Patria proyectado y ejecutado por el escultor de origen hispano Antonio Rodríguez del Villar, siguiendo una morfología piramidal, dando origen con ello a un paseo que se desarrolla entre ambos hitos. Está encabezado en la parte principal por un monumento al Libertador Simón Bolívar, acompañado de esculturas de otros militares participantes tales como Santiago Mariño, José Antonio Páez, Manuel Cedeño y Ambrosio Plaza.
Durante la época castro gomecista se
emprenden nuevas plazas y espacios públicos urbanos teniendo como escenario
otras ciudades de la geografía nacional. Cipriano Castro privilegiaría la
ciudad de la Victoria, declarada capital del estado Aragua, en cuyas cercanías
se desarrolló la Batalla de la Victoria (1814). Su sucesor Juan Vicente Gómez
beneficiaría a Maracay y San Juan de los Morros. En la primera ordenaría
construir la Plaza Bolívar de mayores dimensiones del país, para conmemorar el
centenario del fallecimiento del Padre de la Patria en 1930, proyectada por el
arquitecto Carlos Raúl Villanueva, recién llegado al país después de sus
estudios en la Ecole de Beaux Arts de París. En la Base Aérea Mariscal Sucre en
Maracay también ordena la construcción de la Plaza Tacarigua (1933) en donde se
erige una escultura alegórica del escultor Alejandro Colina. En la segunda,
decretada capital del nuevo estado Guárico establecería entre otras obras la
monumental estatua de San Juan Bautista de 19,6 metros de altura, conocida como
San Juanote (1934-1935), en conmemoración al patrono de la ciudad elaborado por
el escultor Alejandro Colina y el Arco de la Puerta en conmemoración al
vigésimo quinto aniversario del inicio de la Campaña Pacificadora y a su vez a
la Primera y Segunda Batalla de la Puerta (1926) proyectado por el ingeniero
Luis María González Cárdenas. (El Nuevo Diario, 26 de diciembre 1926).
Por otro lado, en la ciudad de Coro se había elevado otro Arco de la Federación alrededor de 1920, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Juan Crisóstomo Falcón, héroe en la Guerra de la Federación. Este fue demolido en 1953 bajo el gobierno de Marcos Pérez Jiménez y reconstruido en 1997 al conmemorarse el 470º aniversario de la fundación de la ciudad. (Gutiérrez, Rodrigo, 2004). Otro de los monumentos destacados erigidos en este tiempo sería el levantado en homenaje a Andrés Bello emplazado en Caracas en 1930, con motivo del primer centenario de la Reconstitución de la República, después de la disolución de la Gran Colombia. La realización de esta fue decretada el año anterior, y el encargo recayó en el escultor español José Chicharro Gamo. (Ídem.).
5.- Lo conmemorativo en la
Venezuela moderna
Las sucesivas décadas del siglo XX
también contribuyeron con la conmemoración a los héroes patrios y otras
personalidades ilustres, a través de los diferentes gobiernos que se sucedieron
al término de la dictadura gomecista. Dentro de estas fueron importantes tanto
cuantitativa como cualitativamente las realizaciones de la década de 1950,
cuando entre las significativas reformas urbanas se incorporan nuevos espacios
públicos que servirían de telón de fondo para enaltecer la memoria de diversos
héroes nacionales y personalidades internacionales.
Formarían parte de estos espacios la
Plaza Urdaneta (1954), cercana al centro de la capital, anexada a la Plaza de
la colonial parroquia de La Candelaria, en el marco del ensanche de la Avenida
Este-Oeste 1 para dar paso a la Avenida Urdaneta, en la cual se incorporó la estatua
ecuestre del General Rafael Urdaneta que había sido contratada en 1949 a
Francisco Narváez para la actual Plaza O’Leary de la Urbanización El Silencio,
originalmente nombrada Plaza Urdaneta. (Pacanins, 1965).
Más hacia el oeste de la ciudad se emprendería
en el sector de Paguita, donde converge la Avenida Urdaneta con la Avenida
Sucre la Plaza Mariño (1957), en la cual se erigió una estatua del General
Santiago Mariño elaborada en Italia. Al final de la Avenida San Martín se
erigió la Plaza General José de San Martín (1955 ca.) reubicado el monumento
que estaba ubicado en la avenida homónima y al Noroeste en la parroquia Catia
se construyó la Plaza-Parque Sucre en cuyo seno se incorporó la estatua
ecuestre del Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre que anteriormente
estaba en San Martín. (Ídem.).
Al norte de la avenida Andrés Bello,
donde luego se levantará la urbanización Simón Rodríguez se construyó la Plaza
Andrés Bello (1955 ca.), erigiéndose una estatua del célebre maestro del
Libertador y más hacia el occidente, en la parroquia La Pastora se construyó la
plaza Diego de Losada (1955 ca.), en terrenos próximos a la Unidad Residencial
homónima, engalanada igualmente con la efigie de Don Diego de Losada, fundador
de la ciudad de Caracas. (Ídem.).
Al sur de la ciudad, en el extremo Este de la Avenida Nueva Granada, en el Distribuidor La Bandera se construyó una plaza circular donde se reunieron las estatuas de los próceres granadinos Atanasio Girardot, Camilo Torres y Antonio Ricaurte, que anteriormente se encontraban en el medio y los extremos del eje de la avenida Nueva Granada. (Ídem.). Esta plaza desapareció cuando se reformó el distribuidor La Bandera para localizar el terminal de autobuses.
Figura 6: Plaza de La Bandera, Monumentos a los próceres Atanasio Girardot, Camilo Torres y Antonio Ricaurte (Demolida), Caracas.
Hacia lo que comenzaba a perfilarse como el umbral del este caraqueño, otra obra emblemática conmemorativa fue la creación de la Plaza Venezuela en el nodo donde convergen las avenidas Lincoln, La Salle y Lima, cuyo origen se remonta a 1940 cuando se crea la Urbanización Los Caobos. La plaza serviría de nodo de articulación de la avenida La Salle, principal eje de la urbanización con la avenida Monumental del Este, mediante la creación de una rotonda ornamentada mediante una fuente en cuyo centro destacaba una escultura figurativa con la imagen de unos venados, la cual duraría hasta 1945 cuando en el gobierno de Medina Angarita se remueve para ampliar la rotonda e insertar una gran fuente circular con un chorro de agua vertical central. En 1948 se decidió reformar nuevamente la plaza instalando una fuente luminosa de planta circular, en cuyo borde se dispusieron estatuas alegóricas conmemorativas a los ´´titanes de Venezuela´´: El Ávila, el Ande, la Orinoquia, la Llanura y el Caribe, cuya concepción y ejecución estuvo a cargo del escultor Ernesto Maragall, concluyéndose en 1953. La obra fue removida en 1963 y trasladada al Parque Los Caobos, dando origen a un singular proceso de sucesivas reformas de la plaza que llega hasta nuestros días.
En materia conmemorativa a
personalidades ilustres extranjeras igualmente se levantaron otros dignos
monumentos, algunos motivados por el aporte de esculturas por parte de los
países de origen de estos. Así tenemos que en la urbanización el Paraíso, en
los terrenos del parque El Pinar se levantó la Plaza Petión de líneas de diseño
modernas, en cuyo interior se destacó una estatua de Alexander Petión, donada
por la República de Haití. Y en la intersección de la avenida Páez y la avenida
19 de diciembre de la misma urbanización se construiría la Plaza Washington, en
cuyo interior se colocó la estatua del prócer norteamericano realizada por William
Rudolf O’Donovan (Gutiérrez, 2004) que en 1883 se había instalado al sur de la
Iglesia Santa Teresa en el centro de Caracas. Cerca del Paraíso, a un lado de
la avenida O´Higgins también se levantó una plaza donde se instaló una estatua
del General Bernardo O´Higgins, ejecutada por el escultor Ernesto Maragall. En
la avenida México, en su enlace con la urbanización los Caobos se haría lo
propio al construir la Plaza Morelos (1951) posteriormente diluida y reubicada,
en homenaje al prócer mexicano José María Morelos y Pavón, dominada por la
incorporación de una estatua del prócer donada por la República de México al
Distrito Federal de Caracas. (Pacanins, 1965).
Ahora bien, sin menoscabo de los
anteriores monumentos, la gran obra del periodo en materia conmemorativa sería
el conjunto del Sistema de la Nacionalidad, integrado por la Avenida de los
Próceres y los Paseos de los Precursores, Los Símbolos y Los Ilustres
(1953-1956), ´´concebido para rendir expresivo homenaje a los símbolos y
valores nacionales mediante un conjunto de obras que, en virtud de su valor
histórico y artístico, fortalecen el concepto y la emoción de la Patria.´ El
conjunto de composición académica y ornamentación que fusiona elementos
neoclásicos y Art-Decó fue proyectado por el arquitecto Luis Malaussena
(Hernández de Lasala, 1990) con la participación de los escultores Ernesto
Maragall, Hugo Daini, Arturo Dazzi y Atilio Silva.
Otros monumentos relevantes de la época serían los de temática indigenista, dispuestos en diferentes localidades cuya toponimia deriva de caciques de las etnias aborígenes. Así tenemos el conjunto de la Plaza Tiuna (1951) en la urbanización Los Rosales de Caracas, el Monumento al Indio Manaure en la ciudad de Coro, Estado Falcón (1951 ca.) y el Monumento al Indio Yaracuy (1951 ca.) en San Felipe, Estado Yaracuy. Más tarde en Caracas se levantaría el Monumento al Indio Caricuao en la localidad homónima (1967), todas obras del escultor Alejandro Colina. En Maracaibo destacaría por su monumentalidad el Monumento al Cacique Mara (1949-1950), realizado por Antonio Rodríguez del Villar, el mismo escultor del Altar de la Patria en el Campo de Carabobo. (Rodríguez, 2009).
En materia religiosa
durante esta etapa se levantan el Monumento a la Virgen de Coromoto en el
Parque La Aparición en Guanare, Estado Portuguesa, (1952), Patrona de la
República de Venezuela realizado también por Rodríguez del Villar (Rodríguez,
2009) y el Monumento a la Virgen de la Paz (1983), Estado Trujillo, Patrona del
estado Trujillo proyectada por Manuel de La Fuente y Rosendo Camargo. Esta
última es una colosal escultura de la virgen realizada en concreto armado con
una altura de 42,75 metros de altura erigida en el marco de la conmemoración
del Bicentenario del Natalicio del Libertador.
Conclusiones y reflexiones
Este amplio patrimonio natural y
construido venezolano, entre otros no mencionados, que conmemora nuestras
tradiciones aborígenes y evoca la vida y obra de aquellos personajes que han
forjado nuestra historia nacional, constituyen a la vez de instrumento de la
memoria, un valioso acervo cultural y artístico que debe ser preservado para el
disfrute de las generaciones futuras. Los sucesivos procesos de
transformaciones urbanas y arquitectónicas han generado a través del tiempo
afectaciones sobre la preservación de muchos de estos bienes, en particular los
referidos a los monumentos conmemorativos escultóricos, que han sido
trasladados y reformados, perdiendo en muchos casos parte de su significación
original. Con motivo del 18 de abril de 2014, Día de los Monumentos y Sitios
dedicado al patrimonio conmemorativo, hacemos un llamado por la justa
valoración y conservación de la significación de estos bienes culturales como
puntal cardinal en la preservación de la memoria histórico-artística de nuestra
nación.
El Nuevo Diario, 26 de diciembre 1926.
Dieter Elschnig, Hanns. (2000).
Cementerios en Venezuela. Caracas: autor - Tipografía Cervantes.
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Figuras
Figura 1: Monte Roraima, Estado
Bolívar. Fuente: Asahaghi. Disponible en
http://nikonites.com/d7000/8488-roraima-tepuy.html#axzz2zHrDWqkx
Figura 2: Castillo Libertador o
Castillo San Felipe, Puerto Cabello, Estado Carabobo. Fuente: Moreno, Marcos.
(2007, junio). Disponible en http://www.panoramio.com/photo/2850226
Figura 3: Plaza-Boulevard Macuro -
Plaza Monumento a Cristóbal Colón (Actual cruce Avda Fuerzas Armadas con la
Avenida Urdaneta), Caracas. Fuente:
Colección de la Joyería La Perla. (1910 c.) Plaza Cristóbal Colón. Postal.
Publicado en Caracas en retrospectiva. Disponible en http://mariafsigillo.blogspot.com/2013_07_01_archive.html
Figura 4: Monumento a la Batalla de Carabobo, (La India
del Paraíso) 1911 ca. El Paraíso, Caracas. Fuente:
http://www.averfa.blogspot.com
Figura 5: Arco de Carabobo, Campo de
Carabobo, Estado Carabobo. Fuente: Kaizo ve. (2009). Disponible en https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Arco_de_Carabobo.JPG.
Figura 6: Plaza de La Bandera, Monumentos a los próceres granadinos Atanasio Girardot, Camilo Torres y Antonio Ricaurte (Demolida), Caracas. Fuente: Antigua y derribada Plaza Antonio Ricaurte y Camilo Torres (Actual distribuidor La Bandera) Caracas. (1957). Disponible en http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=911431&postdays=0&postorder=asc&start=825&sid=af702889ebeaf501b0d32052c0a40dfb
Figura 6: Plaza de La Bandera, Monumentos a los próceres granadinos Atanasio Girardot, Camilo Torres y Antonio Ricaurte (Demolida), Caracas. Fuente: Antigua y derribada Plaza Antonio Ricaurte y Camilo Torres (Actual distribuidor La Bandera) Caracas. (1957). Disponible en http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=911431&postdays=0&postorder=asc&start=825&sid=af702889ebeaf501b0d32052c0a40dfb
Figura 7: Paseo Monumental La
Nacionalidad. Monumento a los Próceres. Caracas. Fuente: Ignoto, Gabriel.
(2012). Disponible en http://www.Caracasreminiscente.blogspot.com